1.3 ANATOMIA Y
FISIOLOGIA DEL APARTO REPRODUCTOR
MASCULINO Y FEMENINO
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
DEL APARATO REPRODUCTOR MASCULINO Y FEMENINO
1.1 Aparato
reproductor masculino
Los órganos genitales
masculinos son: Los testículos, con funciones endocrinas (producción de
hormonas masculinas) y funciones de génesis y maduración de los gametos
masculinos o espermatozoides, que serán trasladados a través de las vías
espermáticas hasta la uretra, la cual desemboca en el exterior a través del
pene. Incluyen otros órganos accesorios, como la próstata y las glándulas de
Cowper.
A. Testículos
a. Situación, forma
y relaciones
Los testículos son
dos órganos situados en el exterior de la cavidad abdominal, el izquierdo un
poco más bajo, debajo del pene y alojados en las bolsas escrotales o escroto,
el escroto tiene la función de mantener los testículos a una temperatura
ligeramente inferior a la del cuerpo (5Cpor deba- jo de la temperatura central
corporal), puesto que las células germinales, generadoras de espermatozoides,
son muy sensibles a los cambios de temperatura y ligeros incrementos producen
esterilidad. En su origen, en la vida embrionaria, los testículos se encuentran
en el interior de la cavidad abdominal. La anormal permanencia de esta
situación se denomina criptorquidia.
Tienen forma
ovalada, con un diámetro mayor de unos 4 cm, una anchura de 3 cm y un espesor
de 2,5 cm, y cada uno de ellos pesa alrededor de 20 g. La superficie del
testículo es lisa y brillante, de color blanco, formada por una cubierta
fibrosa denominada albugínea, muy tensa, lo que le con- fiere una consistencia
dura.
En su polo superior
se aprecia una pequeña formación correspondiente a un resto embrionario
denominado hidátide sésil de Morgagni.
Por su cara
posterior, el testículo está en contacto con el epidídimo, una estructura que
forma parte de las vías espermáticas y en la que se distinguen tres porciones:
cabeza, cuerpo y cola. La cabeza del epidídimo emerge del polo superior del
testículo, y el cuerpo y la cola descienden adosados a su cara posterior.
El testículo y el
epidídimo están envueltos por una serie de capas que constituyen la bolsa
escrotal. Hemos de recordar que el testículo ha descendido desde el abdomen y,
en ese trayecto hacia el exterior, ha arrastrado las diferentes capas de la
pared abdominal; por lo tanto, las envolturas testiculares serán equivalentes a
las capas musculares y aponeuróticas que constituyen la pared abdominal.
Entre ambos
testículos, las diferentes capas (excepto la piel) forman un tabique escrotal
que llega hasta la raíz del pene. En la piel, entre los dos testículos, hay un
rafe escrotal que se continúa hacia el ano para formar el rafe perineal. Desde
el testículo hasta la piel queda un resto de gubernáculo embrionario que
arrastró el testículo fuera de la cavidad abdominal: es el ligamento escrotal.
b. Estructura interna
La cápsula fibrosa
que envuelve el testículo, la albugínea, tiene un engrosamiento en la parte
posterior del testículo, el cuerpo de Highmore. Por esta zona salen las vías
seminales hacia el epidí- dimo.
Desde el cuerpo de
Highmore parten unas láminas fibrosas hacia el interior del testículo,
dividiéndolo en unos 300 compartimientos que constituyen los lóbulos del testículo.
En cada lóbulo hay
2 o 3 conductos de forma contorneada denominados tubos seminíferos, en los que
se forman los espermatozoides. Los tubos seminíferos constan de unas células de
sostén, las células de Sertoli, que sirven de soporte a los espermatozoides y
las células precursoras.
El espermatozoide
se origina en una célula denominada espermatogonia, situada en la periferia del
tubo seminífero, es decir, junto a su lámina basal. Las espermatogonias dan
origen, por mitosis, a los espermatozoides primarios de los cuales, se generan
luego, mediante una nueva mitosis, los espermatozoides secundarios. Cada uno de
ellos se sitúa más próximo a la luz del tubo seminífero, siempre entre las
células de Sertoli, las cuales nutren a los espermatozoides en desarrollo. Por
último los espermatocitos secundarios se transforman en espermatozoides, los
cuales disponen de un flagelo que les da movilidad; éstos están situados ya en
la luz del tubo seminífero, con la cabeza en contacto aún con las células de
Sertoli.
Los tubos
seminíferos de cada lóbulo se dirigen hacia el cuerpo de Highmore, pero antes
de entrar en él se unen en un tubo recto también formado por células de
Sertoli. Por lo tanto, hay tan- tos tubos rectos como lóbulos testiculares.
Estos tubos entran en el cuerpo de Highmore, donde for- man un entrelazado de
tubos anastomosados entre sí, denominado red de Haller o rete testis, de donde
salen de 10 a 15 vasos eferentes muy plegados sobre si mismos, adoptando una
forma cóni- ca, que reciben el nombre de conos eferentes. Estos vasos eferentes
salen del testículo desembocan- do sucesivamente en la cabeza del epidídimo de
la que forman parte.
Entre los tubos
seminíferos se encuentran las células intersticiales de Leydig entremezcladas
con los capilares del testículo y el tejido conectivo. Son células poliédricas
que producen la testosterona, hormona sexual masculina, la cual vierten a los
capilares. Las células de Leydig, por lo tanto constituyen la parte endocrina
del testículo.
c. Funciones de los
testículos
Como ya se ha
mencionado, el testículo tiene funciones espermatogénica y hormonal (secreción
de testosterona)
La espermatogénesis
comienza en la pubertad por estímulo de las hormonas gonadotrópicas de la
hipófisis. Aunque las etapas de la espermatogénesis ya se han mencionado, a
continuación se detallan algunos aspectos:
- Las
espermatogonias situadas en la periferia de la pared de los tubos seminíferos
proliferan continuamente y se diferencian hasta dar lugar a los
espermatozoides.
- En primer lugar
cada espermatogonia se transforma en un espermatocito primario, el cual duplica
sus cromosomas y se divide en 2 espermatocitos secundarios, con 46 cromosomas
agrupados en 23 pares.
- Los
espermatocitos secundarios se convierte, por división meiótica, en dos células
denomina- das espermátides. Estas contienen, por lo tanto, 23 cromosomas no
emparejados. Uno de estos cromosomas determinará el sexo; es decir, los
espermatocitos secundarios contienen un par de cromosomas XY y, al dividirse en
dos espermátides, cada una de ellas tendrá el cromosoma X (determinante del
sexo femenino) o el cromosoma Y (determinante del sexo masculino). Al madurar
las espermátides se convertirán en espermatozoides sin cambiar su dotación
cromo- sómica, por lo que habrá espermatozoides X (hembras) y espermatozoides Y
(machos). Según cuál de ellos fecunde el óvulo, el sexo del hijo será hembra o
varón, respectivamente.
- La maduración de
la espermátide origina el espermatozoide, que consta de cabeza, cuello, cuerpo
y cola. En la cabeza hay una estructura denominada acrosoma, que interviene en
la penetración del espermatozoide en el óvulo. La cola le per- mite moverse a
través de los fluidos mediante movimientos similares a los de un reptil, con
una velocidad de unos 30 cm/hora. Una vez que ha alcanzado el óvulo y lo ha
fecundado, solo la cabeza penetra en él.
- El espermatozoide
sólo puede vivir 2 o 3 días en los productos de la eyaculación, pero se man
tiene vivo durante mucho más tiempo en los conductos testiculares y el
epidídimo.
- En su función
como células de sostén de los espermatozoides y de sus precursoras, las células
de Sertoli aportan material nutritivo a dichas células.
B. Vías
espermáticas
En realidad, las
vías espermáticas comienzan en los tubos seminíferos del testículo, pero en la
estructura interna de este órgano ya se han descrito los tubos seminíferos, los
tubos rectos, la red de Haller y los conductos eferentes, por lo que en este
apartado se describirá el resto de las vías espermáticas: epidídimo, conducto
deferente, vesículas seminales y conductos eyaculadores.
a. Situación, forma
y relaciones
Los conductos o
conos eferentes que emergen de la red de Haller desembocan en el conducto
epididimario, también muy plegado, y constituyen con la primera porción de este
último la cabeza del epidídimo, situada en el polo superior del testículo. En
ella se puede apreciar una pequeña formación, la hidátide pediculada de
Morgagni, resto embrionario situado junto a la hidátide sésil del testículo.
Una vez que el
conducto epididimario ha recibido los conos eferentes, continúa descendiendo
dentro de la bolsa escrotal, adosado a la cara posterior del testículo y
constituyendo el cuerpo y la cola del epidídimo. Estas dos porciones, cuerpo y
cola, están envueltas íntimamente por la hoja vis- ceral de la túnica vaginal,
continuación de la que cubre la cara posterior del testículo y que dibuja el
fondo de saco subepididimario.
El epidídimo mide
unos 5 cm, aunque el conducto epididimario, muy replegado, tienen en rea- lidad
una longitud de unos 6 cm.
La cola del
epidídimo se continúa con el conducto deferente, más ancho y menos sinuoso; asciende
hacia el polo superior del testículo a lo largo de la cara interna del
epidídimo y sale de la bolsa escrotal hacia el conducto inguinal. En este
trayecto forma parte del cordón espermático, junto con los vasos espermáticos,
arteria deferente, linfáticos y fibras nerviosas, todo ello envuelto en fibras
del músculo cremaster.
El conducto
deferente tiene una consistencia dura y una longitud de unos 40 cm. Entra en la
cavidad abdominal con el cordón espermático por el conducto inguinal, pasando
por delante de la rama pubiana, junto a la espina del pubis. Dentro de la
cavidad abdominal el conducto deferente se separa de los demás componentes del
cordón espermático y se dirige hacia atrás por debajo del peritoneo, cruza los
vasos iliacos externos por delante y se adosa a la cara lateral de la vejiga.
Cruza por encima del uréter y busca la cara posterior de la vejiga, entre ésta
y el recto, descendiendo por deba- jo del uréter hacia la próstata, sobre la
cual contacta con la vesícula seminal. En este último trayecto se ensañad
formando la ampolla del conducto deferente.
Las vesículas
seminales son dos bolsas con función secretora que aportan el líquido seminal
en la eyaculación. Contienen también espermatozoides, como el resto de las vías
espermáticas. Están situadas entre la vejiga y el recto, por encima de la
próstata y por fuera de la ampolla del conducto deferente.
El fondo de saco de
Douglas cubre el extremo superior de la vesícula seminal, es decir, el fondo de
ésta. La abertura de la vesícula se halla hacia abajo y adentro y desemboca
junto con la ampolla del conducto deferente en el conducto eyaculador.
El conducto
eyaculador es un tubo corto (de 2,5 cm) que atraviesa la próstata. Termina al
desembocar en la uretra prostática o tramo de la uretra que atraviesa la
próstata.
b. Estructura
interna
Los conductos
eferentes tienen un epitelio cilíndrico simple con células ciliadas y células
con micro vellosidades. Este último tipo contiene además gránulos de secreción.
La capa muscular de fibra lisa es delgada. Tanto los cilios como las fibras
musculares facilitan la progresión de los espermatozoides hacia el conducto
epididimario. Este se caracteriza por poseer un epitelio de tipo seudo
estratificado, con vellosidades y una capa muscular fina.
El conducto
deferente mantiene la morfología epitelial del conducto epididimario, pero su
capa muscular es mucho más gruesa y está formada por tres láminas de fibras:
una interna (longitudinal) otra media (circular) y una lámina externa donde las
fibras musculares vuelven a adoptar una disposición longitudinal. Rodeando a la
capa muscular existe una adventicia de tejido conectivo denso. La estructura de
la ampolla es la misma que la del resto del conducto deferente.
Las vesículas
seminales se caracterizan por una capa muscular más fina y un epitelio sin
células ciliadas pero con abundantes gránulos de secreción, cuyo contenido
vierte hacia la luz de la vesícula para formar parte del líquido espermático.
Los conductos
eyaculadores tienen un epitelio cilíndrico simple, son vellosidades ni gránulos
de secreción. Su capa muscular es muy fina, entremezclada con el tejido
conjuntivo y el propio tejido prostático.
c. Función de las
vías espermáticas
A lo largo de la
exposición se ha mencionado la función de las vías espermáticas, que mediante
la contracción de su capa muscular ayudan a los espermatozoides en su trayecto
hacia el exterior, en el momento de la eyaculación. Por otra parte, las células
secretoras de los conductos deferentes y epididimario y de las vesículas seminales
producen una secreción mucosa que forma parte del líquido seminal que nutre a
los espermatozoides y les proporciona un medio protector.
C. Próstata
a. Situación, forma
y relaciones
La próstata es una
glándula de secreción exocrina que se sitúa debajo de la vejiga, rodeando la
uretra y los conductos eyaculadores que desembocan en la uretra. A partir de la
pubertad crece hasta el tamaño del adulto 3 cm de altura, 4 cm de anchura y 2
cm de grosor.
Por su forma,
tamaño, color y consistencia, es semejante a una castaña. La base se orienta
hacia arriba, bajo la vejiga; el vértice hacia abajo, apoyado en el diafragma
urogenital (músculo transverso del perineo). Por detrás, está en relación con
el recto, lo cual permite su exploración mediante el tacto rectal. Por delante
está la sínfisis del pubis, de la que la separa la grasa y las venas
prostáticas.
La uretra sale de
la próstata por su vértice, después de atravesar la glándula en sentido
vertical. La próstata está envuelta en una aponeurosis que engloba también el
plexo venoso prostático.
Los engrosamientos
de esta aponeurosis constituyen los ligamentos de fijan la glándula a las
paredes pelvianas.
b. Estructura
interna
Las estructuras que
atraviesan la próstata, la uretra y los conductos eyaculadores dividen la
próstata en cuatro lóbulos: uno medio, otro anterior y dos laterales. El
espacio triangular formado por ambos conductos eyaculadores y la uretra es el
lóbulo medio; a ambos lados de los conductos, los lóbulos laterales, unidos por
una zona central por delante de la uretra, que es el lóbulo anterior. También
puede distinguirse una región craneal, donde asienta el adenoma prostático, y
una región caudal, donde se desarrolla el carcinoma.
Su estructura
consta de glándulas tubuloalveolares que desembocan en la porción de uretra que
la atraviesa, donde vierten su secreción. Estas glándulas
están formadas por
un epitelio cilindrico simple, con gránulos de secreción que vierten a la luz,
irregular y de tamaño variable.
Entre las glándulas
hay tejido conectivo, fibras musculares lisas, vasos sanguíneos y linfáticos y
fibras nerviosas.
c. Funciones de la
próstata
La próstata, como
se ha señalado, es una glándula que secreta un líquido blanquecino hacia la
uretra, el líquido prostático, que se une a las secreciones de las vías
espermáticas y los espermatozoides para constituir el semen.
El líquido
prostático es alcalino, por lo que neutraliza la acidez de los demás
componentes del semen, aumentando la motilidad y fertilidad de los
espermatozoides.
Durante la
eyaculación, la próstata se contrae junto con el conducto deferente y las
vesículas seminales, expulsando su contenido a la uretra.
D. Pene
a. Situación, forma
y relaciones
El pene es un
órgano cilíndrico que pende sobre las bolsas escrotales, por debajo de la
sínfisis pubiana. Está unido a la región anterior del perineo. Su tamaño y
consistencia varían según se halle en estado de flaccidez o de erección: en
estado fláccido mide unos 10 cm y en erección se vuelve rígi- do y mide unos 15
cm. Está formado por tres elementos que constituyen los órganos eréctiles: dos
cuerpos cavernosos y un cuerpo esponjoso.
Los cuerpos
cavernosos de fijan en las ramas isquiopubianas formando la raíz del pene; en
este tramo están recubiertos por el músculo isquiocavernoso. Se unen bajo la
sínfisis del pubis, desde donde emergen, y forman la porción dorsal del pene.
El cuerpo esponjoso
se fija bajo el músculo transverso profundo del perineo en un ensancha- miento
denominado bulbo. A partir de este punto recibe la uretra, que recorre toda su
extensión hasta el extremo anterior, constituyendo la uretra peneana. El bulbo
está recubierto por el músculo bulbocavernoso. El cuerpo esponjoso se dirige
hacia delante para unirse, bajo la sínfisis del pubis, con los cuerpos
cavernosos, a los que se adosa formando la porción ventral del pene. En su
interior está la uretra, que desemboca en la punta del pene. El extremo
anterior del cuerpo esponjoso, más dilatado que el resto, se denomina glande y
cubre también el extremo de los cuerpos cavernosos. El borde del glande
constituye la corona. En su vértice, el glande tienen la abertura hacia el
exterior de la uretra; es una hendidura vertical, el meato uretral.
El pene está
recubierto por varias capas; la más interna es una envoltura fibroelástica, la
fascia peneana, que se continúa con la fascia superficial del escroto y
perineo. Esta envoltura se una a la sínfisis del pubis por el ligamento
suspensorio del pene.
El músculo dartos
del escroto se continúa también por el pene formando otra de sus envolturas,
entremezclándose con el tejido celular.
La piel, con un
tejido celular muy laxo, está adherido al pene en toda su longitud, excepto en
el glande, con el cual sólo se une mediante una línea por su cara inferior
denominada frenillo. El resto de la piel del glande está libre, cubriéndolo
únicamente en estado de flaccidez. Esta porción de piel es el prepucio, que se
retrae descubriendo el glande durante la erección. Cuando su orificio anterior
es cerrado, no permite la salida del glande, lo cual constituye la fimosis.
El surco formado
entre la corona del glande y el prepucio es el surco balanoprepucial, donde se
acumula el esmegma, compuesto de la secreción de glándulas sebáceas y
descamación de las pare- des del prepucio.
b. Estructura
interna
Los tres
componentes eréctiles del pene, cuerpos cavernosos y cuerpo esponjoso, están
rodea- dos, cada uno de ellos, por un albugínea fibroelástica, densa, de la
cual parten tabiques hacia el inte- rior de los cuerpos (trabéculas), formando
un entramado como el de una esponja, cuyos huecos for- man lagos sanguíneos.
Los capilares sanguíneos rellenan estos huecos. Están dotados de dispositi- vos
musculares que permiten o cierran el paso de la sangre a los lagos sanguíneos.
Cuando la sangre pasa a estos lagos, los cuerpos cavernosos y esponjosos se
hinchan y se endurecen.
Esto ocurre durante
la erección, que se comentará más adelante, junto con la función del pene.
c. Función del pene
El pene tiene una
doble función. Al contener en su interior parte de la uretra, interviene en la
micción. Por otra parte, es el órgano copulador en el acto sexual. Por
estimulación parasimpática, los cuerpos cavernosos y esponjoso se llenan de
sangre, con lo cual, el pene aumenta de tamaño, se endurece y se pone rígido
durante la erección, necesaria para la realización del coito. En este proce- so
intervienen varios factores; en primer lugar, la dilatación de las arterias
produce el llenado de los cuerpos cavernosos y esponjoso; por otra parte, la
musculatura de la raíz del pene, músculos isquio- cavernosos y bulbocavernoso,
se contrae, impulsando aún más la sangre hacia el pene; el músculo transverso
profundo del perineo, diafragma urogenital, se contrae, dificultando la salida
de sangre ya que comprime las venas que pasan a través de él.
La erección que en
principio es un acto reflejo, puede ser inhibida por estímulos psíquicos, como
el temor. Los pensamientos o imágenes sexuales pueden desencadenar el proceso
de erección. La corteza cerebral actúa como un centro integrador de la
actividad sexual, modificando los reflejos que intervienen en ella, bien sea
disminuyéndolos o favoreciéndolos.
Por otra parte, la
uretra posee numerosas glándulas en su recorrido por el cuerpo esponjoso, las
glándulas de Littré, que elaboran una secreción mucosa que favorece la
lubricación, aunque a ello contribuyen en mayor medida los órganos sexuales
femeninos. También producen secreción mucosa las glándulas bulbouretrales o
glándulas de Cowper, que se verán más adelante.
Por último, las
contracciones del músculo bulbocavernoso impulsan el semen en la eyaculación a
través de la uretra peneana.
Durante el coito,
se observan en el varón diversos cambios fisiológicos, que pueden resumirse en
tres fases:
z Excitación
Las sensaciones,
debidas a estimulación fisicomecánica o psíquica, siguen una vía consciente
hacia el encéfalo y una vía inconsciente que, a través de la médula espinal,
provoca por vía parasimpático la erección del pene, un aumento de tamaño y
elevación de los testículos, un incremento en la tumescencia y colocación
púrpura del glande y una secreción mucosa de las glándulas bulbouretrales, con
la finalidad de lubricación.
z Orgasmo
Los cambios
experimentados por el pene en la fase anterior provocan un incremento en la
superficie de contacto del mismo; se incrementa la intensidad de la sensación
fisicomecánica, lo cual tiene una proyección consciente encefálica y una
proyección espinal que, por vía simpática, induce la contracción del epidídimo,
del conducto deferente y de los órganos accesorios. Se produce una emisión
seminal, que llena la uretra, dilatándola e incrementando la sensación
fisicomecánica antes mencionada (sensación de inminencia eyaculatoria), lo cual
conduce a la eyaculación, por contracción rítmica de los músculos
bulbocavernosos e isquiocavernosos y también del esfínter anal.
z Resolución
La última fase, o
de resolución, está definida por una involución rápida de la erección, con
vuelta a los niveles de partida, relajación muscular y disminución de la
vasocongestión. Estos cambios se acompañan de un periodo refractario más o
menos largo.
E. Uretra masculina
Desde la vejiga
urinaria, la uretra desciende verticalmente, atravesando la próstata desde su
base hasta el vértice: es la uretra prostática. En este tramo presenta un
relieve en su pared posterior, el veru montanum, donde desembocan los dos
conductos eyaculadores y, entre ellos, el utrículo prostático, que es un
pequeño divertículo de aproximadamente 1 cm de longitud. A ambos lados del veru
monta- num desembocan las glándulas prostáticas; hay unos 20 o 30 orificios
correspondientes a estos conductos de desembocadura. La uretra prostática tiene
una longitud de unos 3 cm.
Por debajo de la
próstata, la uretra atraviesa el músculo transverso profundo del perineo
(diafragma urogenital), recibiendo el nombre de uretra membranosa. En este
tramo está rodeada por las fibras musculares del esfínter estriado
(voluntario), y por detrás, entre las fibras musculares del esfínter, las dos
glándulas de Cowper o glándulas bulbouretrales, que aportan una secreción
mucosa lubricante, tienen forma redondeada, del tamaño de un guisante.
Desembocan en la uretra un poco más abajo, cuando ésta atraviesa el bulbo
esponjoso del pene. La uretra membranosa mide aproximadamente 1 cm.
Por debajo del
músculo transverso del perineo, la uretra entra en el bulbo esponjoso; traza
una curva hacia delante siguiendo ya todo el trayecto del cuerpo esponjoso
hasta el glande, donde se abre al exterior. En este tramo se denomina uretra
peneana o uretra esponjosa. Al nivel del bulbo tiene un pequeño ensanchamiento:
el fondo de saco bulbar.
Bajo la sínfisis
del pubis, siguiendo la posición del pene en estado de flaccidez, describe otra
curva hacia abajo hasta el orificio de salida: el meato uretral. Inmediatamente
antes del meato, en el glande, hay un ensanchamiento, la fosa navicular. En la
uretra peneana desembocan pequeñas glándulas muco- sas, a lo largo de todo el
trayecto: las glándulas de Littré, con acción lubricante.
La uretra peneana
mide unos 15 cm de longitud; por lo tanto, la longitud total de la uretra es de
unos 20 cm.
El epitelio de la
uretra es de tipo urinario en su comienzo, como continuación del epitelio de la
vejiga; por debajo del veru montanum se hace cilíndrico estratificado hasta la
fosa navicular, donde se convierte en pavimentoso estratificado, similar al del
glande.
La capa muscular al
principio forma el esfínter liso, que se continúa con la musculatura de la
vejiga. En la uretra prostática las fibras musculares se entremezclan con las
de la próstata, y en la uretra membranosa son sustituidas por fibras estriadas
del esfínter voluntario.
El riego sanguíneo
lo recibe a cada nivel de las arterias que riegan los respectivos órganos por donde
pasa: arterias vesicales inferiores, hemorroidales inferiores, bulbar y dorsal
del pene. Las venas terminan en la vena dorsal profunda del pene o directamente
en el plexo periprostático.
Los linfáticos de
la uretra prostática y membranosa desembocan en los ganglios iliacos internos,
y los de la uretra peneana, fundamentalmente en los ganglios inguinales.
El nervio pudendo
interno recoge las sensaciones de la uretra. Sus fibras motoras actúan sobre el
esfínter voluntario, regulando la micción.
Aparato reproductor
femenino
El aparato genital
femenino se compone de dos ovarios, dos tubas o trompas de Falopio, el útero,
la vagina y la vulva. Incluiremos el estudio de la mama como órgano ligado a la
fisiología femenina, ya que en la mujer posee unas características morfológicas
y funcionales que no existen en el varón, donde constituye un órgano
rudimentario.
Ovario
Situación, forma y
relaciones
Los ovarios son los
órganos productores de los óvulos o células sexuales femeninas y son también glándulas
endocrinas productoras de estrógenos y progesterona, las hormonas sexuales
femeninas. Tienen consistencia dura y forma de almendra, con un diámetro mayor
de unos 3,5 cm y 1,5 cm de espesor. Su superficie es lisa antes de la pubertad,
pero, a partir de la maduración de los óvulos y su salida cíclica del ovario
(ovulación) va presentando una superficie irregular. En la menopausia, con el
cese de las ovulaciones, tiende otra vez a volverse liso.
Está situado en la
pared lateral de la cavidad pelviana, en la fosa ovárica, formada por el
relieve del uréter, por detrás y los vasos iliacos externos, por fuera y por
delante, recubiertos por el peritoneo parietal.
En el fondo de la
fosa, bajo el peritoneo, subyacen los vasos y nervios obturadores. En la mujer
nulípara su posición es casi vertical, y en la multípara el eje mayor es más
oblicuo hacia abajo y adentro.
El ovario está
unido a la pared pelviana por el ligamento lumboovárico o ligamento suspenso-
rio del ovario, por el cual pasan los vasos sanguíneos destinados a este
órgano. El mesovario es la lámina del peritoneo que lo une, por su borde
anterior, al ligamento ancho del útero: un pliegue peritoneal que une el útero
con las paredes laterales de la cavidad pelviana y que será descrito más
adelante.
Tanto el ligamento
lumboovárico como el mesovario mantienen a ovario en su posición. Otros dos
ligamentos, el uteroovárico y el tuboovárico, lo mantienen en proximidad con el
útero y la trompa, respectivamente. El primero es una cinta conjuntiva que une
el polo inferior del ovario con el útero, insertándose en la unión de éste con
la trompa; el seg8undo (ligamento tuboovárico), une la porción ampollar de la
trompa con el polo superior del ovario.
El borde anterior
del ovario está en contacto con la trompa, que se dobla sobre el ovario, mien-
tras el pabellón tubárico cae por su cara interna.
Estructura interna
Un epitelio cúbico
simple o epitelio germinal cubre el ovario. Inmediatamente por debajo se
encuentra la corteza, que se condensa en la periferia formando la albugínea del
ovario y, por dentro de ésta, un tejido conectivo o estroma ovárica que alberga
los folículos ováricos. Los folículos son formaciones constituidas por una
célula sexual femenina - ovocito (precursor
del óvulo)- rodeada
de una capa de células foliculares, de origen epitelial. En el ovario de una
mujer adulta se encuentran folículos en diferentes etapas de maduración, que se
describirán más adelante.
La zona central del
ovario es la médula, de tejido conectivo laxo con nervios y vasos sanguíneos y
linfáticos que penetran por el hilio ovárico a través del ligamento
lumboovárico.
Paralelamente a los
cambios morfológicos que se han descrito en la superficie del ovario
relacionados con la edad de la mujer, la estructura interna ofrece también
diferencias en función de las épocas que marca la fisiología femenina; es
diferente antes de la pubertad, en la edad adulta y tras la menopausia.
Desde el nacimiento
hasta la pubertad el ovario cuenta con una dotación de unos 4. folículos sin
madurar o folículos primarios, compuestos por un ovocito primario rodeado de
unas pocas células foliculares.
A partir de la
pubertad, las hormonas gonadotrópicas de la hipófisis, sobre todo la
foliculostimulante (FSH. v más adelante), hacen madurar en cada ciclo menstrual
algunos folículos, por lo que junto a folículos primarios se encuentran otros
que ya han comenzado a aumentar de volumen:
z Folículo
secundario
En los primeros
días del ciclo, el ovocito primario se rodea de una capa fibrilar o zona
pelúcida, las células foliculares proliferan y forman una capa de células
cúbicas en torno al ovocito. Esta capa se va engrosando y constituye la capa
granulosa.
z Folículo
terciario
Dentro de la
granulosa se desarrollan pequeños espacios rellenos de líquido folicular.
Células procedentes de la estroma ovárica circundante rodean al folículo
constituyendo una nueva capa, por fuera de la granulosa, denominada teca.
z Folículo maduro o
de De Graaf
Las pequeñas
lagunas foliculares confluyen formando una gran cavidad o antro, ocupado
también por líquido folicular. En la granulosa se diferencia una zona más
espesa, prominente hacia la cavidad folicular (cumulus proliger), donde
precisamente se ubica el ovocito, ahora de situación excéntrica en el folículo.
Las células de la granulosa que rodean al ovocito reciben el nombre de corno
radiada.
Por fuera del
folículo, la teca ha dado origen a dos capas: la teca interna, cuyas células
secretan estrógenos en la primera parte del ciclo, y la teca externa.
El folículo de De
Graaf se sitúa en la superficie del ovario y, en el proceso de ovulación, se
rompe para dar salida al ovocito, aproximadamente el día 14 del ciclo
menstrual. El ovocito expulsado conserva a su alrededor la zona pelúcida y un
grupo de células foliculares de la corona radiada.
En el ovario
podemos encontrar a cada momento varios folículos en proceso de maduración,
pero sólo uno de ellos llega a romperse dejando salir el ovocito y los demás se
atrofian formando folículos atrésicos.
Al romperse el
folículo de De Graaf, el óvulo queda libre en la cavidad abdominal, siendo
captado inmediatamente por las fimbrias de la trompa de Falopio.
Simultáneamente, el antro folicular se llena de sangre formando el denominado
cuerpo hemorrágico; las pequeñas hemorragias producidas por la rotura folicular
pueden irritar el peritoneo y causar un dolor que coincide con el momento de la
ovulación.
Las células de la
granulosa y de las tecas comienzan rápidamente a proliferar y reemplazan la
sangre del folículo hemorrágico por células modificadas llenas de lípidos y
pigmentadas de amarillo, que forman el cuerpo lúteo o amarillo. Las células
lúteas segregan estrógenos y progesterona después de la ovulación. Si al llegar
el día 24 o 25 del ciclo el óvulo no ha sido fecundado, el cuerpo lúteo
comienza a degenerar y es sustituido por tejido cicatricial que forma el
corpues albicans. Si, por el contrario, el óvulo es fecundado, el cuerpo
amarillo persiste durante todo el embarazo y no se presentan más ciclos ováricos
hasta después del parto.
Solo maduran
alrededor de 400 folículos de los 400.000 presentes en el momento del
nacimiento y el resto se atrofian. Después de la menopausia, el ovario solo
está sembrado de folículos atróficos y de los restos cicatriciales (corpues
albicans) de cada ovulación.
Función del ovario
Las dos grandes
funciones del ovario: formación y liberación de células sexuales y secreción
endocrina de hormonas femeninas (estrógenos y progesterona), están
condicionadas a la interven- ción de otras hormonas secretadas por la
adenohipófisis: la hormona foliculostimulante (FSH) y la hormona luteinizante
(LH). La maduración de los folículos, la ovulación y la formación del cuerpo
amarillo suceden de una manera cíclica. Todo el proceso dura normalmente 28
días y constituye el ciclo ovárico..
Como ya hemos
señalado, cada ciclo comienza con la maduración de varios folículos, aunque
sólo uno de ellos alcanzará la maduración completa y dará salida al óvulo. Esta
fase de maduración ocurre en la primera mitad del ciclo y dura unos 14 días. Se
produce gracias a la intervención de la FSH y la LH, que colabora al final de
la maduración. Durante este periodo de tiempo las células de la teca interna y
de la pranulosa, que proliferan abundantemente, secretan gran cantidad de
estrógenos.
La rotura del
folículo de De Graaf produce la salida del ovocito y del líquido folicular. El
ovocito, en ese momento, sufre una mitosis reductora que da lugar a la
formación del óvulo, es decir, su dotación cromosómica diploide de 23 pares de
cromosomas pasa a ser haploide, de 23 cromosomas sin pareja. La otra mitad
constituye un resto denominado corpúsculo polar. El cromosoma sexual del gameto
femenino es siempre X, ya que la pareja de cromosomas sexuales del ovocito es
XX. Si se produce fecundación, el espermatozoide aporta su dotación
cromosómica, emparejando su cromosoma sexual, X o Y, con el del óvulo, dando
lugar a un cigoto XX (hembra) o XY (varón).
Trompas de Falopio
Situación, forma y
relaciones
Las trompas, tubas
u oviductos son los conductos que llevan los óvulos desde el ovario hasta el
útero. Miden 10 o 12 cm y constan de cuatro porciones: pabellón, ampolla, istmo
y porción intramural.
La porción
intramural está íntimamente relacionada con la pared del útero, en cuya cavidad
se abre. Comienza en el orificio uterino de la trompa, atraviesa la pared del
útero y se continúa con el istmo. El tramo intramural mide aproximadamente 1
cm.
El istmo es la
porción tubárica que emerge de la pared uterina, entre dos ligamentos: el
ligamento uteroovárico, ya citado, y el ligamento redondo, un refuerzo que une
el útero con las regiones inguinal y pubiana.
La porción ístmica
mide unos 3-4 cm y lleva una dirección horizontal hacia fuera, en busca del
polo inferior del ovario.
La ampolla o
porción ampollar bordea el ovario ascendiendo adosada a su borde anterior. Es
más ancha que el istmo y mide unos 5 cm de longitud. En el polo superior del
ovario se dobla hacia la cara interna de éste, ensanchándose para formar el pabellón,
extremo perforado por el orificio abdominal de la trompa, por donde entra el
óvulo expulsado por un folículo ovárico maduro. El borde del pabellón está
circundado por unas prolongaciones, las fimbrias o franjas del pabellón, una de
las cuales, más larga, se une al ovario.
El peritoneo, al
cubrir la trompa, forma una parte del ligamento ancho denominada mesosalpinx
(de griego salpigx: tubo). El ligamento ancho es un pliegue formado por la
lámina peritoneal al caer por detrás y por delante de la trompa, y el mesosalpinx
es la aleta superior del ligamento ancho. Entre las dos láminas del mesosalpinx
hay un resto atrófico del cuerpo de Wolf embrionario, el órgano de Rosenmuller,
un conducto paralelo a la trompa del que parten perpendicularmente otros conductos
que se dirigen hacia el ovario.
Las trompas están
en contacto por arriba, a través del peritoneo, con asas intestinales.
Estructura interna
La trompa está
formada por tres capas concéntricas, mucosa, muscular, y serosa, con
variaciones en las diferentes porciones de la trompa.
La mucosa está
surcada de pliegues longitudinales, más pronunciados en el pabellón. El
epitelio que la tapiza es cilíndrico simple con células ciliadas y algunas
células secretoras, no ciliadas.
La capa muscular
consta de una túnica interna de fibras circulares y otra externa de fibras
longitudinales. Es más gruesa cerca del útero.
La serosa
peritoneal recubre la trompa, salvo en la porción intramural, ya que ésta
atraviesa el útero.
Función de las
trompas
Al romperse el
folículo de De Graaf, el óvulo cae a la cavidad peritoneal, pero las fimbrias
del pabellón establecen una corriente líquida que arrastra el óvulo hasta el
orificio abdominal de la trompa. Una vez dentro, los pliegues de la mucosa, más
abundantes en el pabellón, retrasan el avance del óvulo hacia el útero. Las
células secretoras tubáricas aportan material nutritivo al óvulo.
Por otra parte, los
espermatozoides depositados en la vagína tras el coito recorren el útero y
entran en las trompas por el orificio uterino, llegando hasta la porción
ampollar, donde normalmente, se pro- duce la fecundación. El desplazamiento de
los espermatozoides se realiza por su propia motilidad, ayudados por los
movimientos de la trompa. En la fecundación sólo interviene un espermatozoide:
al pene- trar su cabeza en el óvulo, este se hace impermeable a la entrada de
otros espermios.
El óvulo, fecundado
o no, recorre la trompa en dirección al útero, ayudado por los movimientos de
los cilios del epitelio y por las contracciones de la capa muscular. Este
recorrido dura unos 3 días, durante los cuales - si ha existido fecundación- se
producen las primeras divisiones celulares del cigoto.
Útero
Situación, forma y
relaciones
El útero está
situado entre la vejiga y el recto, debajo de las asas intestinales y por
encima de la vagína, con la que se continúa caudalmente. Tiene forma de cono,
un poco aplanado y con el vérti- ce hacia abajo. Mide unos 7 cm de altura y, en
su parte más abultada - por arriba - unos 5 cm de anchura.
Hacia la mitad
presenta un estrechamiento o istmo uterino que lo divide en dos partes: hacia
arriba el cuerpo y hacia abajo el cuello, que presenta una forma más o menos
cilíndrica.
El cuerpo está
inclinado hacia delante y se apoya sobre la cara superior de la vejiga,
formando un ángulo con el cuello de unos 120º. Este pliegue conforma la
denominada posición de anteflexión; Por otra parte, la disposición del útero en
conjunto, en relación con la vagína, forma con ésta un ángulo de casi 90º:
posición de anterversión del útero.
En todo caso, el
útero es un órgano muy móvil y su posición varía según el estado de las
vísceras próximas: la vejiga y el recto.
El borde superior
del útero es el fondo y a ambos lados están los ángulos uterinos, de los que
parten las trompas. También en esos ángulos se insertan a cada lado, los
ligamentos uteroováricos y redondo. Este último es un medio de unión que fija
el útero a las regiones inguinal y pubiana, llegando hasta la piel de la vulva.
En el conducto inguinal ocupa el lugar correspondiente al cordón espermático
del varón.
El cuello uterino
está unido a la vagína. Al insertarse en ésta, queda dividido en una porción
supravaginal y otra vaginal que se proyecta hacia su interior y recibe el
nombre de hocico de tenca. Esta porción presenta el orificio externo del cuello
uterino, pequeño y redondeado en las nulíparas y más irregular en las
multíparas.
La cavidad del
cuerpo del útero es una hendidura transversal de forma triangular, con un
vértice en el istmo y otros dos en las salidas de las trompas. El vértice
inferior es el orificio cervical interno y se continúa con la cavidad del
cuello, que se abre a la vagína a través del orificio cervical externo.
El peritoneo
recubre el fondo uterino y parte de la pared posterior. Hacia delante llega
hasta la zona de contacto con la vejiga, donde se refleja cubriendo su
superficie superior, delimitando, entre estos dos órganos, el fondo de saco
vesicouteriono. Hacia atrás llega hasta la vagína, a la que cubre el parte -
unos 2 cm - para, a continuación, ascender cubriendo el recto. Entre estos dos
órganos se forma el fondo de saco rectouterino o fondo de saco de Douglas,
palpable por tacto rectal y vaginal.
A ambos lados del
útero, el peritoneo cubre las trompas, el ligamento uteroovárico y el ligamen-
to redondo, cayendo sobre estas estructuras a lo largo de toda su longitud. El
pliegue peritoneal resultante es el ligamento ancho que, a cada lado, se
extiende desde los bordes laterales del útero hasta la pared lateral pelviana,
donde se entinta con el peritoneo parietal. Por abajo cada ligamento ancho se
inserta en el suelo pelviano, y por arriba quedan tres bordes libres que
contienen la trompa, el ligamento uteroovárico con el ovario y el ligamento
redondo.
De cada uno de
ellos se extiende hacia abajo una pequeña aleta de ligamento ancho, la aleta
superior o mesosalpinx, que corresponde al pliegue determinado por la trompa;
la aleta anterior pertenece al ligamento redondo, y la aleta posterior, está
formada por el ligamento uteroovárico.
En esta última, la
parte correspondiente al ovario es el mesovario. Entre las dos hojas del
ligamento ancho circulan las arterias y venas uterinas y sus ramas para la
trompa (arterias tubáricas). En la parte correspondiente al mesosalpinx está el
órgano de Rosenmuller.
Estructura interna
El útero tiene tres
capas que, de dentro afuera son:
z Mucosa o
endometrio
La mucosa o
endometrio está formada por un epitelio cilíndrico simple, con células ciliadas
y secretoras, de descansa sobre un corion con numerosos vasos sanguíneos y
glándulas exocrinas tubulares simples.
Disminuye de
espesor en istmo, donde el corion contiene más glándulas
En el cuello
presenta unos pliegues en forma de palma que algunos denominan -árbol de la
vida.
El epitelio
mantiene su estructura básica hasta llegar al orificio cervical externo, donde
se continúa con el epitelio vaginal, de tipo estratificado plano no
querantinizado. Esta zona de transición, donde el epitelio cambia su
morfología, reviste especial interés clínico ya que es precisamente el lugar
donde con mayor frecuencia asienta el cáncer de cuello uterino. La parte de
mucosa situada hacia dentro del orificio externo es el endocérvix, y la que
está situada hacia fuera, el exocérvix, que presentan las diferencias
epiteliales mencionadas.
z Muscular o
miometrio
La túnica muscular
o miometrio es la más gruesa. Está constituida por tres capas de fibras
musculares lisas:
Capa interna,
formada por fibras longitudinales.
Capa media, mucho
más gruesa, con fibras dispuestas en espiral alrededor del útero, de manera semejante
a las espiras de un muelle. Esta disposición permite su elongación en caso de
producirse un embarazo y consiguiente crecimiento uterino y favorece su
actuación en el parto, al contraerse en el periodo expulsivo.
Capa externa, cuyas
fibras vuelve a ser longitudinales.
El miometrio está
muy vascularizado y contiene abundantes fibras conjuntivas. Durante el embarazo
sufre una hipertrofia que desaparece después del parto.
z Serosa o
adventicia
La envoltura serosa
está representada por el peritoneo en las porciones uterinas cubiertas por él:
el fondo y parte de las caras anterior y posterior. El resto, las zonas
desnudas de perito- neo, disponen de una adventicia de tejido conjuntivo.
Funciones del útero
El útero tiene dos
funciones esenciales:
z Mantener el
embrión durante el embarazo
En la primera
función es el endometrio el que toma un papel activo. Durante la segunda mitad
del ciclo ha proliferado y sus glándulas secretan sustancias nutritivas: si hay
embarazo está preparado para la anidación y se mantiene así durante toda la
gestación.
Cuando el huevo
fecundado llega al útero, se nutre de las secreciones endometriales. Al cabo de
3-4 días, por mitosis sucesivas ha alcanzado la fase de blastocisto y está
rodeado por células trofoblásticas secretoras de enzimas proteolíticas. Estas
enzimas licuan el endometrio, liberándose gran cantidad de sustancias
nutritivas y formándose una cavidad donde anida el blastocisto.
Durante las
primeras semanas, el embrión se alimenta fundamentalmente a través de las
células trofoblásticas, hasta que se desarrolla la placenta, unida al feto por
las arterias y la vena umbilical. Las vellosidades placentarias están inmersas
en los senos venosos del endometrio, dependientes de la arteria y la vena
uterinas, con sangre materna. El oxígeno y los nutrientes pasan de la sangre
materna a la fetal por difusión simple y otros sistemas de transporte.
El mantenimiento
del cuerpo lúteo del ovario se debe a la producción en la placenta de la
hormona gonadotropina cariónica, que mantiene la capacidad nutritiva del
endometrio.
z Expulsarlo cuando
el feto llega a término
En cuanto a la
segunda función, la expulsión del feto maduro, es el miometrio el que adquiere
el protagonismo. No se conoce con exactitud el mecanismo por el cual, llegado
el momento, se pone en marcha el parto. Participan de forma importante la
distensión de las fibras musculares uterinas y una serie de estímulos
hormonales, tanto maternos como fetales. La oxitocina, una hormona secretada
por la neurohipófisis, es capaz de provocar directamente las contracciones
uterinas; los estrógenos actúan facilitando la acción oxitócica y las
prostaglandinas regulando la actividad del útero. Una vez iniciado, el proceso
se autoalimenta de la siguiente manera: la cabeza fetal dilata el cuello
uterino, lo que provoca un reflejo de secreción de oxitocina por la
neurohipófisis; la oxitocina contrae la musculatura del útero, haciendo
descender al feto por el canal del parto, lo que dilata aún más el cuello uterino
y se vuelve a repe- tir el ciclo.
Las contracciones
del parto comienzan en el fondo del útero y se dirigen hacia abajo, perdiendo
intensidad en su progresión. Al principio son distantes entre sí, pero la
frecuencia aumenta hasta llegar a una contracción cada 2-3 minutos, cada vez de
mayor intensidad, que terminan por producir la expulsión del feto y de la
placenta.
Inmediatamente
después del parto, el útero comienza a involucionar, volviendo a su tamaño
previo al embarazo al cabo de 4 semanas.
Vagina
Situación, forma y
relaciones
La vagina es un
conducto que se extiende desde el cuello del útero hasta la vulva. Está situada
entre la vejiga y el recto, de los que la separan sendos tabiques conjuntivos.
Mide de 7 a 10 cm y
sus paredes son muy elásticas y plegadas para permitir la salida del feto en el
parto. En su extremidad superior forma un fondo de saco alrededor del hocico de
tenca o porción intravaginal del cerviz. El extremo inferior está cerrado en
parte por un pliegue mucoso, el himen, que en la mayoría de los casos se rompe
tras el primer coito. Los restos deflecados del himen se denominan carúnculas
mirtiformes.
Por delante está en
relación con la cara posterior de la vejiga y la porción terminal de los
uréteres y, un poco más abajo, con la uretra. Por detrás se relaciona con el
recto. El fondo de saco vaginal está en contacto con el fondo de saco de
Douglas.
Estructura interna
La vagina consta de
mucosa, muscular y adventicia. La mucosa está formada por un epitelio
estratificado no querantinizado y presenta numerosos pliegues transversales. La
mucosa vaginal experimenta cambios durante el ciclo menstrual: bajo la
influencia de los estrógenos en la primera fase, el epitelio de la vagina
experimenta un crecimiento rápido y se cornifica. Después de la ovulación, el
epitelio vaginal se infiltra de leucocitos y se secreta un moco viscoso; el
frotis presenta en esta fase células cornificadas, mucina, y leucocitos.
La capa muscular es
de fibras lisas circulares y longitudinales entremezcladas. Los músculos
estriados próximos a la vagina (esfínter de la uretra, elevador del ano,
bulbocavernoso, etc) añaden algunas fibras a su pared.
La adventicia
contiene vasos y nervios. Se continúa con el tejido conjuntivo que envuelve a
los órganos próximos.
Funciones de la
vagina
Es el órgano
copulador de la mujer, encargado de recibir al pene. Contribuye a la
lubricación durante el acto sexual mediante la secreción mucosa, necesaria para
que el coito produzca una sensación satisfactoria. Por otra parte, durante el
orgasmo, su capa muscular se contrae rítmicamente, estimulando el pene.
Durante el parto,
la elasticidad de la pared vaginal permite la dilatación suficiente para que el
feto pase por ella hacia el exterior.
El estudio de las
células descamadas del epitelio vaginal permite establecer el diagnóstico
precoz del cáncer genital si en el frotis aparecieran células anormales.
En la mujer,
durante el coito se observan diversos cambios fisiológicos:
z Excitación
Las sensaciones,
debidas a estimulación fisicomecánica o psíquica siguen una vía consciente
hacia el encéfalo y una vía inconsciente que, a través de la médula espinal,
provoca por vía parasimpática la erección del clítoris. Además se produce la
tumescencia de los labios mayores, una secreción mucosa procedente de las
glándulas de Bartholin y mayoritariamente de la trasudación de plasma desde el
plexo vascular vaginal, con objeto de lubrificar la vagina, favorecer el coito
y neutralizar el pH ácido de la vagina para aumentar la viavilidad de los
espermatozoides. La vía parasimpático provoca también un alargamiento de los
dos tercios internos de la vagina con elevación del útero y un estrechamiento
del tercio externo de la vagina, forman- do la plataforma orgásmica femenina.
Finalmente, la estimulación parasimpática conduce a una dilatación arterial y
constricción venosa de los vasos sanguíneos vaginales, con la finalidad de
constreñir las paredes de la vagina en torno al pene del varón e incrementar
así las sensaciones.
z Orgasmo
Los cambios experimentados
por la mujer en la fase anterior provocan un incremento de la superficie de
contacto vaginovulvar. Se incrementa la intensidad de la sensación
fisicomecánica, lo cual tiene una proyección espinal que por vía parasimpática
incrementa las respuestas antes descritas pero, sobre todo, tiene una
proyección consciente encefálica o sensación de orgasmo equivalente a la
eyaculación del varón. Ambas proyecciones inducen la aparición de contracciones
rítmicas del suelo de la pelvis, lo que determina los movimientos intermitentes
de la plataforma orgásmica, y contracciones de las paredes vaginal, uterina y
de las trompas de Falopio. Se ha especulado (pero no constatado) que la
sensación del orgasmo femenino también puede provocar la secreción de
oxitócina, vía hipotálamo-neurohipófisis, que incrementaría la contracción de
las paredes del tracto genital. La importancia funcional del orgasmo en la
mujer reside en el hecho de que el incremento en la actividad contráctil de la
musculatura genital incrementa la marcha de los espermatozoides hacia el oocito
II y así se favorece la fecundación.
z Resolución
Esta última fase
puede presentarse de forma similar a lo acontecido en el varón, con una
involución rápida de los cambios vagino-vulvares, vía inhibición espinal
simpática, con vuelta a los niveles de partida, relajación muscular y
disminución de la vasocongestión. No obstante, es habitual que tras el orgasmo
femenino se regrese a un nivel todavía alto de excitación, sobre el cual pueden
superponerse otros orgasmos si las estimulaciones persisten, lo cual se conoce
como respuesta multiorgásmica.
Genitales externos.
Uretra femenina
Situación, forma y
relaciones
El conjunto de
órganos genitales externos de la mujer se denomina vulva. Está limitada por dos
pliegues mucosos o labios mayores, que confluyen por detrás en la comisura
posterior y por delante en el monte de Venus, una prominencia de tejido adiposo
situada por delante de la sínfisis del pubis. Tanto el monte de Venus como la
superficie externa de los labios mayores están cubiertos de vello.
Por dentro de los
labios mayores hay otros dos pliegues mucosos denominados labios menores o
ninfas, que en la parte anterior se unen por delante y por detrás del clítoris,
formando respectiva- mente el capuchón y el frenillo del clítoris. Entre los
labios mayores y los menores están los surcos labiales.
Los labios menores
delimitan el vestíbulo, donde se abren la vagina (introito vaginal), en la
parte más posterior, y la uretra (meato uretral), por delante. En el vestíbulo
desembocan las glándulas de Bartholin, que se abren en un surco formado entre
el himen y la cara interna de los labios menores. Son dos glándulas alargadas,
de 1 cm de longitud, situadas a ambos lados de la vagina. Producen un líquido
lubricante que desempeña un papel fundamental en el coito.
El órgano eréctil
de la mujer es el clítoris, formado a partir de dos cuerpos cavernosos. Estos
se hallan adosados a las ramas isquiopubianas, cubiertos por los músculos isquiocavernosos
y, hacia delante, se unen en la línea media para formar el cuerpo del clítoris,
que se dirige hacia abajo y atrás cubierto por la zona de unión de los dos
labios menores, el capuchón o prepucio. El extremo del clítoris se denomina
glande y, como el pene, está cubierto por una lámina fibrosa (fascia
clitorídea) de la cual salen algunas fibras hacia la sínfisis del pubis que
constituyen el ligamento suspensorio del clítoris.
También están
formados por tejido eréctil los bulbos vestibulares, situados a ambos lados de
los orificios vaginal y uretral. Se unen por delante del orificio uretral en la
comisulares está cubiertos por los músculos bulbocavernosos.
La uretra femenina,
aunque no es un órgano genital, está en estrecha relación con ellos, ya que
desemboca en el vestíbulo vulvar. Es un conducto de unos 3 cm que se extiende
desde el cuello de la vejiga hasta la vulva. Desciende por delante de la
vagina, paralela a esta, y desemboca en el ves- tíbulo por delante de ella y
por detrás del clítoris. La vagina y la uretra está separadas por un tabi- que
fibroso uretrovaginal.
Estructura interna
Los labios mayores
son pliegues cutáneos con abundantes glándulas sudoríparas y sebáceas. La piel
está adherida a fibras musculares lisas que forman el músculo dartos de la
mujer. El tejido conjuntivo es muy elástico, con abundantes células adiposas.
Hacia dentro, los
labios menores tienen un epitelio también escamoso, pero menos querantinizado
que la piel de los labios mayores.
El vestíbulo o
espacio interlabial está tapizado por mucosa provista de un epitelio escamoso
no querantinizado. En el desembocan la vagina y la uretra y, a ambos lados, las
glándulas de Bartholin (tubuloacinosas) y las glándulas periuretrales,
homólogas a las glándulas prostáticas del varón.
El clítoris, los
cuerpos cavernosos y los bulbos vestibulares son órganos formados por tejido
eréctil similar al pene, aunque más rudimentarios.
La uretra está
constituida al comienzo por una mucosa de tipo urinario, que más abajo se hace
estratificado prismático y, en la proximidad del vestíbulo, estratificado
pavimentoso no querantinizado. La capa muscular consta de fibras longidutinales
internas y circulares externas, que en el orificio interno de la uretra se
confunden con las fibras musculares de la vejiga formando el esfínter liso o
interno. Al atravesar el diafragma urogenital, las fibras musculares estriadas
forman el esfínter externo, voluntario.
Función de la vulva
La vulva interviene
en el parto dilatando el orificio vaginal para permitir el paso al feto.
También tiene gran importancia como zona erógena por las numerosas
terminaciones sensitivas que presenta. Durante el acto sexual, las glándulas de
Bartholin producen una secreción lubricante que facilita la penetración. Por
otra parte, la uretra desemboca en la vulva, por lo que ésta interviene en el
proceso de eliminación urinaria.
La mama
Las mamas están
situadas en la región anterior del tórax, a ambos lados del esternón hasta la
axila y desde la 2ª hasta la 6ª costilla, adosadas al músculo pectoral mayor.
Tienen forma
hemiesférica, determinada por la propia glándula y la fascia que la rodea, que
contienen abundante grasa. En su zona central está el pezón, un saliente
cilíndrico de aproximadamente 1 cm de anchura y 1 cm de altura, perforado por
15 o 20 orificios denominados poros galactóforos. El pezón, está rodeado por la
areola mamaria, cuya superficie es irregular por las abundantes glándulas
sebáceas que contiene. El pezón y la areola tienen una coloración rosada hasta
el primer embarazo a partir del cual adquiere un color más oscuro.
La glándula mamaria
está cubierta por una cápsula conjuntiva que se une a la piel mediante peque-
ñas láminas, entre las cuales se forman unas fosas adiposas. La zona de la
areola carece sin embargo de tejido adiposo. Por la cara posterior existe
también una capa de tejido adiposo que separa la glándula de la aponeurosis del
músculo pectoral mayor y la fascia superficial del tórax.
Estructura interna
La estructura de la
mama varía según el periodo de la vida de la mujer, pero mantiene unas
características básicas constantes. Se trata de una glándula tubuloalveolar
formada por 15 o 20 lóbulos separados por un tejido conjuntivo. Cada lóbulo se
divide en lobulillos, de los cuales surgen conductos interlobulillares que
acaban reuniéndose en un conducto galactóforo. De cada lóbulo sale, por tanto,
un conducto galactóforo que se dirige hacia el vértice del pezón para abrirse
en un poro galactóforo. Antes de entrar en el pezón presentan un
ensanchamiento, el seno galactóforo o seno lácteo.
Los conductos
galactóforos están formados por un epitelio escamoso no querantinizado.
El pezón y la areola
disponen de fibras musculares lisas dispuestas en forma circular y radial, que
provocan la erección del pezón ante estímulos como el frío o el tacto.
La mama comienza a
desarrollarse a partir de la pubertad gracias al estímulo hormonal de la secreción
ovárica (estrógenos y progesterona). Los estrógenos favorecen la proliferación
de la porción excretora (canales interlobulillares, conductos galactórofos),
mientras que la progesterona es responsable del desarrollo de la porción
secretora (lobulillos y lóbulos). Además, crece el tejido adiposo, lo que
determina un aumento de volumen de los senos. Durante los ciclos menstruales se
pro- duce, antes de cada período, un ligero aumento de volumen que desaparece
después de su finalización. Este aumento se debe a la vaso dilatación y al
edema provocados por los cambios hormonales, pero no se producen cambios
estructurales.
A partir de la
menopausia la glándula tiende atrofiarse y a volver al estado anterior a la
pubertad.
Función de la mama
La función biológica
esencial de la mama, rasgo que compartimos con el resto de los mamíferos, es la
producción de leche para la alimentación del niño en el periodo posterior al
parto. En la especie humana tiene también importancia como carácter sexual
femenino y, así, debido a la rica inervación sensitiva de la areola y del
pezón, desempeña un papel significativo en la estimulación sexual, como zona
erógena.
Durante el embarazo
las mamas adquieren su desarrollo funcional completo gracias a la acción de
varias hormonas: estrógenos, progesterona, prolactina, lactógeno placentario,
hormona del crecimiento y cortisol, de forma que en el momento del parto la
glándula mamaria se halla lista para iniciar la lactogénesis.
A pesar de que los
niveles crecientes de prolactina tienden a estimular la producción de leche,
ésta prácticamente no se produce durante el embarazo debido a la inhibición que
ejercen la progesterona y los estrógenos sobre este proceso. Una vez expulsada
la placenta después del parto, disminuyen bruscamente los niveles de estrógenos
y progesterona y por consiguiente, la inhibición que ejercían sobre la
lactogénesis, comenzando la formación de leche. La primera secreción de leche
que se produce es rica en proteínas y escasa en lípidos y se denomina calostro.
El amamantamiento
estimula la secreción de prolactina, y ésta, a su vez, mantiene y aumenta la
producción de leche; por ello, el vaciamiento de la mama es necesario para
seguir manteniendo la lactancia. Por otra parte, la prolactina inhibe la
secreción hipotalámica de GnRH y, por lo tanto, los ovarios están inactivos,
los niveles de estrógenos y progesterona son bajos y no se producen nuevos
ciclos ni ovulación hasta que se abandona la lactancia.
La secreción láctea
y su mantenimiento requiere, además de la prolactina, otras hormonas como la
insulina, la tiroxina, el cortisol y la hormona del crecimiento. Por otra
parte, la leche no fluye espontáneamente a través de los pezones, sino que
requiere la intervención de reflejos neuronales y hormonales: cuando el niño
succiona el pezón, los impulsos sensitivos llegan a la médula y, de ésta, al
hipotálamo, donde se produce oxitocina. Esta hormona contrae las células
mioepiteliales de los alvéolos, que expulsan la leche hacia los conductos
galactóforos, donde es absorbida por el niño.
La lactancia
materna, además de constituir el mejor medio de nutrición para el recién
nacido, aorta a éste inmunoglobulinas y anticuerpos de gran importancia en los
primeros meses de vida, cuando el sistema inmunitario es aún inmaduro y no es
capaz por sí mismo de fabricar las defensas necesarias.
Ciclo reproductor
femenino: ciclo ovárico y ciclo endometrial
Cada 28 días
(margen fisiológico entre 21 y 35 días), desde la menarquia hasta la
menopausia, se evidencia en la mujer la salida al exterior del denominado flujo
menstrual, en una cantidad aproximada de 100 cc, que contiene leucocitos,
hematíes, agua, moco, restos de tejido endometrial, etc
La menstruación,
estigmatizada en muchas culturas hasta hace pocos años, es la manifestación
externa más notoria de dos importantes procesos fisiológicos fundamentales para
la continuidad de la especie humana: el ciclo ovárico y el endometrial, que de
forma periódica se suceden en el organismo femenino con el objetivo de
proporcionar un óvulo que pueda ser fecundado y un endometrio donde éste pueda
implantarse y desarrollarse.
Ambos ciclos
ocurren de forma simultánea y están regulados por el hipotálamo, la hipófisis y
los ovarios.
Ciclo ovárico y
ovulación
En el ciclo ovárico
se suceden dos fases importantes, cada una de las cuales dura aproximadamente
14 días. En la primera fase se produce la maduración del folículo y en ella
normalmente predominan los estrógenos. En la segunda fase encontramos el cuerpo
lúteo y hormonalmente predomina la progesterona, aunque también hay producción
de estrógenos.
El elemento
fundamental del ciclo ovárico es el folículo. El número de foliculos
primordiales varia a lo largo de la vida de la mujer; en el nacimiento ésta
tiene entre 250.000 y 500.000 folículos. Al llegar a la pubertad disminuye el
número a unos 100.000. de estos 100.000 sólo madurarán definitivamente unos 400
y el resto desaparecen o se atrofian.
Folículo primordial
Los folículos
primordiales tienen dos destinos posibles. Los que maduren evolucionarán en las
siguientes fases: folículo maduro, folículo de De Graaf, cuerpo lúteo y cuerpo
lúteo gravídico (en caso de que exista fecundación), o involucionarán a cuerpo
albicans si no existe fecundación. Los folículos primordiales que no han
madurado se atrofia, dando lugar al cuerpo fibroso.
El folículo
primordial está constituido por:
Célula germinal u
ovocito
Célula de la
granulosa.
Cuando el folículo
está en maduración, las células de la granulosa proliferan formando múlti- ples
capas. Aparece una diferenciación celular entre las células de la granulosa y
el estroma circun- dante que después constituirá la teca.
La teca está
dividida en:
Teca interna, muy
vascularizada y rica en hormonas.
Teca externa,
formación fibrosa de sostén.
El desarrollo
folicular va a depender de la presencia de las hormonas gonadotrópicas FSH y LH
. el ovario responde produciendo estrógenos, de forma simultánea al crecimiento
folicular y a la maduración del óvulo.
Folículo de De
Graaf
Se llama así cuando
el folículo ha alcanzado la madurez, y en él se distinguen las siguientes
formaciones: teca, capa granulosa y antro.
Teca: llena de
líquido y rica en estrógenos.
Capa granulosa: constituida
por varias hileras de células. En una zona del folículo se observa una
acumulación de células de la granulosa que se proyectan hacia el interior del
antro, y en el interior de esta acumulación celular se encuentra la célula
germinal. Este grupo celular se denomina disco ooforo. La capa de células en
contacto con la célula germinal constituirá la corona radiata. Entre la corona
radiata y la célula germinal existe una zona llamada membrana pelúcida. En la
capa granulosa no se ven vasos sanguíneos y sus células son hormonalmente
activas.
Antro: cavidad
central llena de líquido.
Ovulación
El folículo de De
Graaf crece hasta alcanzar un diámetro de 10 a 12 mm. Se aproxima de forma
gradual a la superficie del ovario hasta que sobresale de éste, de manera que
por compresión se va formando una zona clara y delgada que acaba por romperse,
y expulsa el líquido folicular junto con el óvulo, rodeado por la zona pelúcida
y la corona radiata. La rotura folicular no es un fenómeno explosivo, aunque
por la descripción pueda parecerlo.
La ovulación tiene
lugar hacia el día 14 del ciclo. El motivo desencadenante puede atribuirse al
aumento de la secreción de gonadotropinas LH y FSH. El aumento brusco de la LH
desencadena la ovulación: se dice que la LH es la hormona "gatillo"
de la ovulación. En los ovarios el aumento de gonadotropinas se correspondería
con un pico de la secreción de estrógenos y progesterona.
Cuerpo lúteo o
amarillo
Después de la
ovulación, el folículo de De Graaf se colapsa, y empieza así su fase de cuerpo
lúteo. Esta fase se caracteriza por un aumento de la produc- ción de
progesterona y por un descenso de la producción de gonadotropinas hipofisarias
debido a la acción inhibitoria que ejercen los estrógenos y la progesterona.
Antes de la aparición de la menstruación, tiene lugar un descenso brusco de los
niveles hormonales.
En esta fase se
establecen cuatro estadios:
Estadio de
proliferación, cuya característica principal es el engrosamiento de la teca
interna.
Estadio de
vascularización, en el cual hay crecimiento de las células de la granulosa y
penetración de vasos procedentes de teca interna.
Estadio de madurez,
donde el cuerpo lúteo, de color amarillento, se hace evidente sobre la
superficie del ovario. Tiene forma más o menos esférica y mide 1-2 cm de
diámetro.
Estadio de
regresión, que ocurre hacia el día 23-26 del ciclo, aunque la secreción de
esteroides empieza a disminuir ya a partir del día 22 del ciclo. Esta regresión
se caracteriza por fibrosis e hialinización de las células luteínicas. Cuando
termina este proceso aparece el denominado cuerpo albicans.
Cuando el óvulo es
fecundado, el cuerpo lúteo no involuciona y se transforma en cuerpo lúteo
gravídico.
Los folículos
primordiales, que entran en proliferación al principio del ciclo y que no
evolucionan, empiezan la regresión mucho antes y forman folículos atrésicos;
éstos experimentarán una involución semejante a la del cuerpo lúteo y formarán
los cuerpos fibrosos.
Ciclo endometrial y
menstrual
El endometrio, que
es la mucosa que recubre la cavidad del cuerpo uterino, experimenta diferentes
cambios morfológicos a lo largo del ciclo menstrual de la mujer y se
caracteriza por la capacidad de descamarse y de regenerarse cada 28 días.
Estos cambios
cíclicos son simultáneos y están desencadenados por los cambios endocrinos del
ovario, los cuales pueden simplificarse de la siguiente forma: en la fase
preovulatoria o folicular se produce estradiol en cantidad creciente; en la
fase postovulatoria o luteínica hay 17-betaestradiol y además progesterona
procedentes del cuerpo lúteo; en la fase premenstrual existe un descenso de
estradiol y de progesterona, por la regresión del cuerpo lúteo.
Etapas
Paralelos a estos
cambios en la secreción de hormonas, durante el ciclo ovárico, se conocen cuatro
etapas fundamentales de ciclo endometrial:
Fase proliferativa,
en respuesta a la estimulación por el estradiol.
Fase secretora,
secundaria al efecto combinado de estrógenos y progesterona.
Fase isquémica
premenstrual, que corresponde a la regresión del cuerpo lúteo y al descenso de
estrógenos y progesterona.
Menstruación, como
consecuencia de la supresión de la progesterona.
Cambios
Los cambios que se
producen en las glándulas, en el epitelio y en el estroma durante estas fases
son los siguientes:
- En la fase
proliferativa aumenta el espesor del endometrio y la longitud de sus glándulas.
En la fase
secretora las glándulas se vuelven más tortuosas y el epitelio aumenta de
anchura.
A medida que esta
fase progresa, se produce una rotura de las células secretoras con vertido de
glucógeno y mucopolisacáridos en la luz glandular. Al final de la fase
secretora, aparece un infiltrado leucocitario que indica el inicio de la
hemorragia menstrual.
En la fase
isquémica premenstrual se produce una regresión endometrial.
La menstruación es
la descamación periódica de la capa funcional del endometrio. Queda la capa
basal a partir de la cual el endometrio se va a regenerar en su totalidad. La
menstruación tiene lugar si el ovocito no ha sido fecundado. Este proceso se
inicia 24-48 horas antes del inicio de la menstruación, y al tercero o cuarto
días de iniciada la menstruación el endometrio está ya totalmente regenerado.
Esta secuencia tiene lugar cada más y se debe al descenso brusco de estrógenos
y progesterona a causa de la regresión del cuerpo lúteo.
Ya desde el primer
día de menstruación, un nuevo folículo primordial empieza a madurar y
simultáneamente se inicia la regeneración del epitelio a partir de la capa
basal del endometrio; de forma que al cuarto o quinto días de iniciarse la
menstruación ésta cesa y aparecen de nuevo nive- les de estrógenos en sangre.
Ciclo menstrual
Los límites de
normalidad de los ciclos menstruales se establece entre 21 y 35 días, siendo lo
más habitual entre 26 y 30 días. Ciclos de menos de 21 días o de más de 35 días
se consideran anormales. La menstruación se presenta desde la pubertad hasta la
menopausia, excepto durante los períodos de embarazo y lactancia. La duración
del flujo menstrual suele ser de 4-6 días, pero se consideran fisiológicas
duraciones que oscilen entre 2 y 8 días.
Las características
principales del flujo menstrual son: color rojo, contiene sustancias
fibrinolíticas procedentes del endometrio que la hacen incoagulable, agua,
hematíes, leucocitos, células del tejido endometrial, moco del cuello uterino,
descamación vaginal y prostaglandinas.
ANATOMÍA Y
FISIOLOGÍA DEL APARATO REPRODUCTOR MASCULINO Y FEMENINO
APARATO REPRODUCTOR
MASCULINO
El aparato
reproductor masculino es el encargado de garantizar la reproducción en el varón.
Está formado por órganos internos y externos. Los principales órganos externos
son los testículos, el epidídimo y el pene. Los testículos se
alojan en el escroto o saco
escrotal, formado por un conjunto de envolturas que los cubren y alojan. Las
estructuras internas son los conductos deferentes y las glándulas accesorias que
incluyen la próstata y las glándulas bulbouretrales.1
Los testículos
producen espermatozoides y liberan a
la sangre hormonas sexuales masculinas (testosterona). Un sistema de conductos que incluyen el
epidídimo y los conductos deferentes almacenan los espermatozoides y los
conducen al exterior a través del pene. En el transcurso de las relaciones
sexuales se produce la eyaculación, que consiste en
la liberación del líquido seminal o semen. El semen está compuesto por los espermatozoides producidos por los
testículos y diversas secreciones de las glándulas sexuales accesorias.
Testículos
Artículo principal: Testículo
Estructura interna de un testículo humano.
Son los principales
órganos del sistema reproductor masculino. Producen las células espermáticas y
las hormonas sexuales masculinas. Se encuentran alojados en el escroto o saco
escrotal, que es un conjunto de envolturas que cubre y aloja a los testículos
en el varón.
Pene[editar]
Artículo principal: Pene humano
Sección del pene en la que es visible el cuerpo esponjoso y los cuerpos cavernosos.
Es el órgano
copulador masculino, que interviene también en la excreción urinaria. Está
formado por el cuerpo esponjoso y los cuerpos cavernosos. En el interior del
pene transcurre la uretra, una de cuyas funciones es depositar el esperma
durante el coito, y con ello lograr la fecundación del óvulo de la mujer.
Cuerpo esponjoso[editar]
Artículo principal: Cuerpo esponjoso
El cuerpo esponjoso
es la más pequeña de las tres columnas de tejido eréctil que se encuentran en
el interior del pene (las otras dos son los cuerpos cavernosos). Está ubicado
en la parte inferior del miembro viril. El glande es la última porción y la
parte más ancha del cuerpo esponjoso; presenta una forma cónica.
Su función es la de
evitar que durante la erección, se comprima la uretra, conducto por el que son
expulsados tanto el semen como la orina.
Cuerpos cavernosos[editar]
Artículo principal: Cuerpo cavernoso
Los cuerpos
cavernosos constituyen un par de columnas de tejido eréctil situadas en la
parte superior del pene que se llenan de sangre durante la erección.
Epidídimo[editar]
Artículo principal: Epidídimo
El epidídimo está
formado por la reunión y acumulación de los conductos seminíferos. Se distingue
una cabeza, cuerpo y cola que continúa con el conducto deferente. Tiene
aproximadamente 5 cm de longitud por 12 mm de ancho. Desde el punto de vista
funcional, los conductos del epidídimo son los responsables de la maduración y
activación de los espermatozoides, proceso que requieren entre 10 y 14 días.
Conductos deferentes[editar]
Artículo principal: Conductos deferentes
Los conductos
deferentes son un par de conductos rodeados de músculo liso, cada uno de
30 cm de largo, aproximadamente, que conectan el epidídimo con los
conductos eyaculatorios, intermediando el recorrido del semen.
Animación que muestra el movimiento de los espermatozoides en el epidídimo y conducto deferente.
C. Ductos eferentes.
D. Tubulos seminíferos.
H. Túnica albugínea.
I. Lobulillos testiculares.
A.
Cabeza del epidídimo.
B.
B. Cuerpo del epidídimo.
C. Cola del epidídimo.
Estructura del aparato
reproductor masculino
Por
Irvin H. Hirsch
, MD, Sidney Kimmel Medical College of Thomas Jefferson University
Última revisión completa jul. 2019
NOTA: Esta es la versión para el público
general. MÉDICOS: Hacer clic aquí para la versión para profesionales
El sistema reproductor masculino está formado por
el pene, el escroto, los testículos, el epidídimo, el conducto deferente, la
próstata y las vesículas seminales.
·
El pene y la uretra forman parte del sistema urinario y
reproductor.
·
El escroto, los testículos, el epidídimo, los
conductos deferentes, las vesículas seminales y la próstata constituyen el
resto del sistema reproductor en el varón.
Introducción al aparato reproductor masculino
VIDEO
El pene consta de la raíz (que
está unida a las estructuras abdominales inferiores y los huesos pélvicos), la
parte visible del cuerpo y el glande del pene (el extremo en forma de cono). El
orificio de la uretra (el canal que transporta el semen y la orina) se
encuentra en la punta del glande del pene. La base del glande recibe el nombre
de corona. En los hombres no circuncidados, el prepucio parte de la corona y
cubre el glande.
El pene contiene tres espacios cilíndricos (senos
llenos de sangre) de tejido eréctil. Los dos más grandes, los cuerpos
cavernosos, se encuentran uno al lado del otro. El tercer seno, el cuerpo
esponjoso, rodea casi toda la uretra. Cuando estos espacios se llenan de
sangre, el pene aumenta de tamaño y se pone rígido (erecto).
El escroto es un saco de piel
gruesa que rodea y protege los testículos. Además, actúa como un sistema de
control de la temperatura para los testículos, porque estos necesitan estar a
una temperatura ligeramente inferior a la corporal para favorecer el desarrollo
normal de los espermatozoides. El músculo cremáster de la pared del escroto se
relaja para permitir que los testículos se alejen del cuerpo para enfriarse, o
se contrae para tirar de ellos y que se acerquen más a este en busca de calor y
protección.
Los testículos son cuerpos ovoides
con un tamaño medio de 4 a 7 cm de largo y de 20 a 25 mL de volumen. En
general, el testículo izquierdo cuelga un poco más que el derecho. Los
testículos tienen dos funciones principales:
·
Producir espermatozoides (que transportan la carga
genética del hombre)
·
Producir testosterona (la principal
hormona sexual masculina)
El epidídimo consta de un solo
conducto microscópico en espiral que mide casi 6 m de largo. El epidídimo
recoge los espermatozoides del testículo y proporciona el entorno adecuado para
que los espermatozoides maduren y adquieran la capacidad de moverse por el
sistema reproductor femenino y fertilizar un óvulo. Cada testículo tiene un
epidídimo.
Órganos
reproductores masculinos
|
El conducto deferente es un canal
firme, del tamaño de un espagueti, que transporta los espermatozoides desde el epidídimo.
Este conducto viaja desde cada epidídimo hasta la parte posterior de la
próstata y se une a una de las dos vesículas seminales. En el escroto, otras
estructuras, como fibras musculares, vasos sanguíneos y nervios, también
acompañan a cada conducto deferente y juntos forman una estructura entrelazada,
el cordón espermático.
La uretra cumple una doble función
en el hombre. Es la parte de las vías urinarias que transporta la orina desde
la vejiga y la parte del aparato reproductor por la cual se eyacula el semen.
La próstata se localiza justo
debajo de la vejiga y rodea la uretra. Tiene el tamaño de una nuez en los
hombres jóvenes y crece con la edad. Cuando la próstata aumenta demasiado de
tamaño, obstruye el flujo de orina por la uretra y causa síntomas
urinarios molestos.
Las vesículas seminales, situadas
encima de la próstata, se unen a los conductos deferentes para formar los
conductos eyaculadores, que cruzan la próstata. La próstata y las vesículas
seminales producen un líquido que nutre a los espermatozoides. Este líquido
suministra la mayor parte del volumen del semen, y con él se expulsan los
espermatozoides durante la eyaculación. El resto del líquido que forma el semen
proviene de los conductos deferentes y de las glándulas de Cowper en la uretra.
FUENTE
https://es.wikipedia.org/wiki/Aparato_reproductor_masculino
Aparato reproductor
ttps://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionario/def/aparato-reproductor
VIDEO
APARATO REPRODUCTOR
FEMENINO
https://www.youtube.com/watch?v=pY4iB8eyH1A
https://www.youtube.com/watch?v=kPbvaOUd5Sw
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